De febrero a mayo de 2020 se decretó, en la mayoría de los países, el cierre de las escuelas como parte de las medidas de salud pública para contener la propagación de la COVID-19. Los sistemas educativos de todo el mundo se enfrentan a un reto sin precedentes. Los organismos gubernamentales están trabajando con organizaciones internacionales, socios del sector privado y de la sociedad civil para impartir educación a distancia mediante una combinación de tecnologías, con el fin de garantizar la continuidad del aprendizaje curricular y para todos.La planificación de los programas de aprendizaje a distancia debe estar en consonancia con las estrategias de todo el sector para responder a la interrupción repentina de la educación. La planificación debe estar guiada por una preocupación por la equidad y la inclusión, así como por la necesidad de diseñar e impartir educación a distancia de forma tal que no agudice las desigualdades educativas y sociales existentes. Sin embargo, la planificación de estrategias más amplias de educación a distancia debe guiarse tanto por las necesidades inmediatas de mitigación como por objetivos de largo plazo. Más allá de la respuesta a la crisis, los esfuerzos para desplegar un aprendizaje a distancia a escala en todos los niveles de la educación proporcionan valiosas lecciones y pueden sentar las bases para los objetivos, a más largo plazo, de construir sistemas educativos más abiertos, inclusivos y flexibles, después de la pandemia de COVID-19.
Subvencionado por el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades.