El coste humano y económico inmediato de la COVID-19 es realmente elevado. Tanto, que amenaza con revertir años de progreso en la reducción de la pobreza y la desigualdad, y con debilitar aún más la cohesión social y la cooperación mundial. La destrucción de empleo, el incremento de la brecha digital, la alteración de las interacciones sociales y los bruscos cambios en los mercados podrían tener consecuencias nefastas y derivar en la pérdida de oportunidades para un gran porcentaje de la población mundial. Las ramificaciones de todo esto (que se materializan en descontento social, divisiones políticas y tensiones geopolíticas) determinarán el nivel de eficacia que precisará nuestra respuesta a otras amenazas clave de la próxima década: los ciberataques, las armas de destrucción masiva y, sobre todo, el cambio climático.
Subvencionado por el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades.