Unas relaciones laborales sólidas y un diálogo social efectivo contribuyen a la buena gobernanza en el lugar de trabajo, al trabajo decente, al crecimiento económico inclusivo y a la democracia.1 También pueden constituir un medio importante para avanzar en la igualdad de género y en los mercados de trabajo justos, y viceversa. En junio de 2018, la Conferencia Internacional del Trabajo reconoció este hecho al instar a los Estados Miembros de la OIT a ‘ […] promover la igualdad de género y la no discriminación, y fomentar la consolidación y ampliación de la participación y la implicación de las mujeres y los jóvenes en el diálogo social’ para fortalecer el diálogo social y el tripartismo.
Subvencionado por el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades.