La pandemia de COVID-19 ha causado una disrupción sin precedentes en todo el mundo por las repercusiones devastadoras que ha tenido en la salud pública, el empleo y los medios de vida. Los gobiernos y las organizaciones de trabajadores y de empleadores de todo el mundo han tomado medidas inmediatas para hacer frente a la crisis, preservar los puestos de trabajo y proteger los ingresos, aunque el alcance y la generosidad de estas iniciativas han sido muy dispares. Si bien es cierto que estas medidas han sido esenciales para mitigar la crisis, todos los países han sufrido un pronunciado deterioro del empleo y de los ingresos nacionales, lo cual ha acentuado las desigualdades existentes y ahora corre el riesgo de perjudicar de forma duradera a los trabajadores y las empresas. Es preciso adoptar una respuesta política firme para hacer frente a la fragilidad y la desigualdad de las condiciones sociales y económicas, así como para lograr una recuperación centrada en las persona.
Subvencionado por el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades.