Actualmente vivimos en un entorno dinámico y cambiante, en el que las nuevas tecnologías crean oportunidades exponenciales de negocio y las tecnologías de la información y la comunicación, en concreto, facilitan todo tipo de colaboraciones a nivel global. En este escenario, las compañías necesitan tener dinamismo y velocidad de innovación para adaptarse al nuevo statu quo y es por ello que recurren a mecanismos y herramientas propias del emprendimiento. Es aquí donde emerge de forma importante la figura del intraemprendimiento, es decir el fomento de la actividad emprendedora en el seno de una organización. Es en este contexto donde cobra importancia el concepto del intraemprendimiento. Un término acuñado, en 1895, por el investigador Gifford Pinchot que definió a los intraemprendedores como “aquellas personas que son capaces de desarrollar un comportamiento emprendedor, bajo el respaldo de la empresa, a través del descubrimiento, evaluación y explotación de nuevas oportunidades de negocio”.
Subvencionado por el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades.