La tecnología avanza sin pausa. Las conexio-nes 5G permiten a los médicos operar a una persona que está en un quirófano desde el otro lado del mundo gracias a sus altas velo-cidades en el intercambio de datos, los dispo-sitivos móviles empiezan a tener pantallas plegables y los coches autónomos ya circulan por nuestras carreteras. Pero ¿cómo se ha adaptado la tecnología a las necesidades de las personas con discapacidad? La accesibilidad sigue siendo, en muchas ocasiones, la gran rezagada en los avances tecnológicos. A día de hoy, las personas con discapacidad ya deberían tener la posibilidad de elegir a qué quieren dedicarse profesio-nalmente y tener un empleo adaptado a sus circunstancias, algo que sigue siendo una quimera en muchas empresas. Los progresos científicos y técnicos tendrían un gran poten-cial para reducir esta brecha. Se ha avanzado de forma espectacular en los últimos años y hemos logrado reducir en gran medida esta brecha. Sin embargo, tenemos ante nosotros otro gran reto: poner el foco en las personas que desarrollan las Nuevas Tecnologías, las que las comercializan, y quienes deciden adquirirlas y utilizarlas. La sensibilización vuelve a presentarse como la solución para lograr que las nuevas tecnologías sean siempre accesibles desde su desarrollo hasta su aplicación. De ahí la necesidad de acercar el mundo de la discapacidad al tecnológico. La accesibilidad es necesaria y rentable para absolutamente todas las empresas.
Subvencionado por el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades.