La Organización de las naciones Unidas para la alimentación y la agricultura (FaO), el Fondo internacional de desarrollo agrícola (Fida) y el programa mundial de alimentos (pma) llevaron a cabo nuevas estimaciones sobre las inversiones adicionales necesarias para acabar con el hambre de manera sostenible para 2030, en sintonía con las más elevadas aspiraciones de la agenda para el desarrollo sostenible después de 2015 y el proyecto de acuerdo de addis abeba, que establece claramente que “nuestro objetivo es acabar con la pobreza y el hambre”. la FaO, el Fida y el pma acogen con satisfacción este compromiso mundial dirigido a poner fin a la pobreza, el hambre y la malnutrición para 2030. nuestra propuesta sobre cómo alcanzar el objetivo del hambre cero en 2030 se enmarca en el contexto de la propuesta de Objetivo de desarrollo sostenible 2 sobre la eliminación del hambre y la malnutrición para el año 2030, que, a su vez, está vinculado a la propuesta de Objetivo de desarrollo sostenible 1 sobre la erradicación de la pobreza para la misma fecha. en un mundo en el que casi 800 millones de personas padecen hambre y casi cuatro quintas partes de la población extremadamente pobre reside en zonas rurales, es necesario aumentar los ingresos agrícolas y rurales para lograr estos dos Objetivos de desarrollo sostenible prioritarios.el umbral de pobreza extrema de “un dólar al día” adoptado a efectos del seguimiento del Objetivo de desarrollo del milenio (Odm) 1 se basó originalmente en los costos estimados para cubrir las necesidades básicas, de las que el acceso a los alimentos es, con diferencia, la más importante. el gasto en alimentos oscila generalmente entre el 50 % y el 70 % de los ingresos correspondientes al umbral de pobreza extrema, dependiendo del país y del contexto. el así llamado umbral de pobreza extrema de un dólar diario fue reajustado por el Banco mundial por última vez en 2005 a 1,25 Usd al día en términos de paridad del poder adquisitivo. por consiguiente, el umbral de la pobreza extrema es un indicador razonablemente bueno a la hora de determinar quién pasa hambre, aunque las cifras relativas a la pobreza y al hambre difieran debido a los diferentes datos y enfoques metodológicos empleado.