Liderar en entornos tan complejos como los actuales no es una tarea fácil. La incertidumbre, los cambios demográficos y sociales, el impacto de la tecnología, etc. son factores que añaden más presión a los responsables de guiar sus organizaciones. En el ámbito del sector social, esta complejidad tiene incluso algunos retos añadidos, como la dificultad de afrontar los desafíos sociales actuales derivados del incremento de las desigualdades, así como de la limitación de los recursos tradicionales, en la mayoría de los casos.
