En 2019 se conmemoró el 25º aniversario de la Conferencia Mundial sobre Necesidades Educativas Especiales, celebrada en Salamanca (España). En dicha conferencia, los representantes de 92 gobiernos y 25 organizaciones internacionales aprobaron un Marco de Acción que exhortaba a las escuelas a acoger a todos los niños, independientemente de sus características físicas, intelectuales, sociales, emocionales, lingüísticas o de otro tipo.Los principios definidos en Salamanca sentaron las bases para el reconocimiento de la importancia de la inclusión en la educación. Desde entonces, el concepto de inclusión se ha ampliado, recalcando la necesidad de llegar a todos los educandos, partiendo del supuesto que cada uno de ellos cuenta por igual y tiene derecho a unas oportunidades educativas pertinentes, de calidad, equitativas y efectivas. Estos principios se vieron reforzados por la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, y más específicamente por el Objetivo 4 (ODS 4), que exhorta a los sistemas educativos a “garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todo.
Subvencionado por el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades.