Estamos inmersos en una etapa de transición caracterizada por la incertidumbre en general, por la inestabilidad económica y por la volatilidad de los mercados. Además de vivir una época de profundas transformaciones, la economía global trata de recuperar la senda del crecimiento y de superar el legado de la pandemia de estancamiento y de ruptura de las cadenas de suministro internacionales. El Banco Mundial había previsto a principios de 2022 expectativas de crecimiento mundial muy moderadas para ese año y para 2023, pero en febrero apareció otro factor de desestabilización en la economía mundial, como ha sido la invasión de Ucrania por el ejército ruso. A la hora de escribir estas líneas no se conoce el desenlace del conflicto ni los efectos que a medio plazo puede tener sobre las perspectivas de crecimiento.
