Uno de los procesos más deprimentes de los últimos años es que la megatecnología ha reforzado la mega-desigualdad: la mayoría de los beneficios del progreso económico han repercutido únicamente en el 1 % que puede utilizar las nuevas tecnologías para ser más pro-ductivo y luego vender los frutos de sus esfuerzos a un mercado global. Pero esto no tiene que ser necesaria-mente así, ya que las innovaciones tecnológicas tam-bién pueden usarse para que todos puedan jugar en igualdad de condiciones e impulsar oportunidades. La Fundación Bankinter nos entrega este interesante informe.
Subvencionado por el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades.