Cada tiempo tiene sus modas. En treinta años dedicados a la educación me ha tocado ver numerosas. Algunas, con el correr de los años, revelan su fuerza más allá del momento, la que viene dada por la solidez de sus construcciones teóricas, por su encarnación en las políticas educativas o, de modo contundente, por las transformaciones que generan. En estos casos, en general, pasan a inte-grar la historia del campo y son consideradas referentes a la hora de comprender prácticas educativas o de crearlas. Entre las expresiones de la década que transi-tamos, las llamadas habilidades del siglo xxi configuran una referencia habitual. ¿Cómo saber si se trata de una moda que en algunos años habremos olvidado o de una cuestión clave para pensar la pedagogía contemporánea? No tengo una respuesta a esta pregunta, pero sí agradezco la invitación que recibí por parte de Nilda Palacios y Fundación Santillana para escribir este Documento Básico del xiiiForo Latinoamericano de Educación por el recorrido que me permite compartir con ustedes. Lo que me propongo desarrollar es una búsqueda de sentido, una apertura que nos permita, como docentes, entender el alcance conceptual de lo que expresamos cuando nombramos –o nos nombran– las habilidades del siglo xxi. También, un análisis acerca de las posibilidades que se abren cuando nos re-ferimos a este conjunto de habilidades en nuestras prácticas reales, esas que en-caramos cada día cuando entramos en el aula y que son complejas. Y, finalmente, una proyección sobre cómo abordar aquellas habilidades que aún no pudimos reconocer o nombrar pero que seguramente emergerán en las próximas décadas, habida cuenta de los modos renovados en que se construye el conocimiento en la contemporaneidad
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